El profesor de FOL ¿nace o se hace?
Es un juego que me permito a partir de la frase que planteamos al alumnado de EIE: el líder ¿nace o se hace? Considero que en el líder hay algo de innato, pero que una gran parte de las competencias necesarias se pueden adquirir, siendo importante la formación y la experiencia que se va acumulando; podría afirmar que pasa algo así con nosotros o, por lo menos, conmigo así ha sido.
El profesorado de FOL tiene diversas procedencias, en mi caso -como en el de una gran parte del colectivo- mi formación de base está en el Derecho, por lo que nada de pedagogía ni de psicología de la educación he tenido en mis estudios previos. Tuve una larga etapa previa de ejercicio profesional antes de acceder a la función pública. Creo que ese bagaje fue muy positivo y enriquecedor, pero lo cierto es que nada tengo que ver con la profesora que era en septiembre de 2002, momento en el que inicie esta aventura.
Como ya he comentado alguna vez fue esta profesión la que me encontró y me atrapó para siempre. No puedo dejar de reconocer que no era vocación lo que me llevó a ella, lo que me hizo plantearme el CAP para comprobar si eso de la docencia era lo mío y lo que, finalmente, me empujó a arriesgar a nivel profesional, dejando el despacho por un tiempo, para poder preparar unas oposiciones en las que debíamos sacar notas altísimas si queríamos tener plaza. Hoy agradezco a un cúmulo de circunstancias que me abrieran esa ventana por la que entrar a un trabajo maravilloso del que ya no podría apartarme.
Pero si bien puedo afirmar que me estrené como docente en ese 2002, lo riguroso sería concluir que me he ido haciendo a lo largo de todos estos cursos. No me parezco mucho a la profesora que era en un principio. Nunca me ha faltado ilusión por lo que hacía, pero indudablemente era bastante menos competente, más de clase magistral y poco creativa.
El “hacerme” como profesora de FOL se lo debo a muchas circunstancias, pero una gran parte del cambio está en lo vivido y experimentado en los Congresos y en las Jornada a las que he tenido el lujo de asistir. Estoy convencida de haber podido mejorar y avanzar gracias a todo lo aprendido en esos encuentros tan enriquecedores en los que he descubierto que existe otra forma de impartir y vivir nuestra especialidad.
El Primer Congreso se organizó en Valencia y a él llegue desconociendo todo lo que se estaba moviendo en la familia de FOL. Fue mágico y muy interesante. Intenso e impactante. Había pasado un periodo de tiempo lleno de dolor en lo personal y me había apuntado por curiosidad y poco más. Necesitaba llenarme de momentos y ese congreso parecía interesante.
Allí tomé contacto con esa nueva forma de concebir nuestros módulos, algo que me estaba perdiendo, pero que me llegó desde el primer momento como una sacudida que te hace perder pie y darte cuenta de que ya no puedes hacer las cosas igual. Lo primero que me hizo cambiar es comprobar que era una comunidad de aprendizaje, de intercambio de experiencias, con una sana necesidad de crecer juntos. Conocía a algunos de los que organizaban ese encuentro al ser profesorado de mi comunidad, pero ignoraba que pertenecía a una especialidad con un nivel de implicación, humildad y generosidad difícilmente igualable.
En ese Primer Congreso conocí a algunos compañeros con los que luego he podido crecer. A Esther Baeza solo la cito porque sé que no es de su agrado tanta mención, pero su intervención fue para mí un revulsivo tremendo, una llamada a que todos y todas, yo también, podíamos formar parte de aquel trabajo colaborativo que se estaba dando a conocer en las redes sociales.
En esta entrada mi guiño va para otro compañero a quien también admiro y quiero mucho, Bernat Escalera. Me imagino que recordarás, Bernat, que nos conocimos escuchando a @edulcoro. La sala estaba llena y me senté a tu lado, casualidades que luego con el tiempo concluyo que eran causalidades y que son geniales. Era de los pocos sitios libres que quedaba. No recuerdo bien como fue, pero al poco ya estábamos charlando y me comentaste tu enfoque al afrontar la parte de orientación. Ante mi curiosidad e interés por conocer lo que hacías en el aula te faltó tiempo para ofrecerme tu trabajo.
Contigo, compañero, aprendí que todo esto iba de compartir y de colaborar. Ese “networking” maravilloso del que eres adalid y que, bien entendido, consiste ante todo en ayudar a los otros. He conocido con posterioridad a más de su ‘especie’, pero justo es destacar a quien me inició en ello. Para Bernat compartir es como respirar, le es innato. Luego vinieron muchas más oportunidades para aprender de él y con él; hasta hemos podido colaborar en un fantástico proyecto en el que hay muchos más docentes implicados. En este tiempo he podido ser testigo de todos sus éxitos, premios y alegrías, y ello me ha hecho muy feliz porque en la vida no hay mayor riqueza que tener alrededor gente brillante y generosa con la que poder disfrutar de todo.
Y así, como me sucedió con nuestro último premio Educaweb, me ha pasado con muchos otros docentes de FOL. No cito a nadie más porque son tantos que sentiría dejarme gente en el tintero. Eso sería imperdonable. Pero la realidad es que esas relaciones que se han creado son una excelente base para desear formar parte de este colectivo y tratar de hacerlo lo mejor posible.
Ese Primer Congreso celebrado en Valencia lo cambio todo, abrió la espita. Me permitió acceder a una comunidad increíble que es fascinante y que te acoge como lo hace la buena gente, llenándote de conocimiento, afecto y muchos momentos de alegría. Ese año accedí a un curso de Antonio Guirao y, entre muchas otras cosas, me enseñó el potencial de Twitter. La comunidad que existe en Twitter daría para otra entrada, ese es hoy por hoy un lugar de visita obligada si se quiere estar al día de lo que ocurre y se mueve en nuestro ámbito.
El Congreso de Donostia fue inolvidable. Ya sabía que iba a aprender, a conocer a más gente excelente y esta vez sí que iba preparada para no perderme nada. Vuelta de tuerca al módulo de EIE. Acceder a la charla que dio Pablo Peñalver sobre Lean Startup abrió mi mundo a algo nuevo para mí (ya sé que resulta imperdonable, pero soy honesta y reconozco que era una ignorante en la materia). Luego pude hablar en el EASO Politécnico con Lourdes Barroso. Cercana, sabia y generosa. Su material, como el de Pablo, al acceso de todos nosotros.
Estaba claro que ya no podía seguir impartiendo el módulo de empresa como hasta ahora. Tiré mis apuntes a la papelera del ordenador y me puse a rehacer mis temas. Algo desbordada y superada ante tanta excelencia pude mejorar lo que hasta ahora tenía y, poco a poco, sigo retocando y rehaciendo, adaptando y retándome, siempre teniendo en cuenta aquello que me funciona y puedo abarcar con mi alumnado.
Después he seguido asistiendo a cursos, jornadas, encuentros… En breve estaremos en Barcelona, en el III Congreso de FOL. Acudiremos un sinfín de docentes cargados de ilusión y de deseos de participar en uno de los acontecimientos más relevantes e importantes para nuestra especialidad. Seguro que supera nuestras expectativas, y no solo por los desafíos y nuevos retos que encontraremos en los talleres, charlas y comunicaciones, sino, de manera especial, por los vínculos que se crearán y que permitirán seguir desarrollando nuestro trabajo de manera colaborativa y generosa.
Mi inspiración la encuentro en esta última época, principalmente, en el profesorado. Docentes, sobre todo de FOL, pero también de otras especialidades, que de manera generosa acuden a las redes a mostrar su trabajo para poder aprender unos de otros, conocer lo que están poniendo en práctica, interactuar, crear vínculos y crecer. Y así, gracias a todos ellos, a la formación y a las experiencias que voy acumulando, me voy “haciendo” como profesora. Mi quehacer en el aula ya no es como al principio, es diferente, más creativo y más ilusionante. Un reto continuo en el que me sumerjo sabiendo que nado entre profesionales magníficos con los que mejorar es inevitable.
Por todo ello, desde hace algún tiempo siento que a mis compañeros de especialidad les debo mucho, todo lo que he aprendido, lo mucho que han compartido y lo que he podido disfrutar en su compañía. Y, con deseos de mejorar y después de 15 años de docencia, termino reconociendo que esta profesora no se ha hecho del todo, está en proceso y no quiere perder la curiosidad, las ganas de aprender y la necesidad de formar parte de esta “familia folera” que cuando te abre los brazos te acoge y te sostiene como si no hubiera un mañana.
“Nosotros,
los de antes,
ya no somos los mismos”.
-Pablo Neruda