El valor del compromiso desde la #FP
La docencia se puede entender de muchas maneras. Cada uno llega a este mundo por diferentes caminos y motivos, pero no creo que me equivoque cuando apunto el compromiso como un lugar común para todos los que participamos de esta profesión. Un compromiso que desde la FP y, en concreto, desde el módulo de FOL nos lleva a empeñarnos en apostar por una educación INTEGRAL, basada en valores, que no solo trate de mejorar su empleabilidad - sus competencias técnicas-, sino que haga realidad nuestra obligación de contribuir a su crecimiento personal, profesional y social.
Cada curso es como empezar de nuevo y con algo de arrojo y un poco de utopía nos embarcamos en nuevos desafíos. Se trata de no perder la ilusión, de afrontar nuestra actividad con alegría y emoción, algo para mí fundamental en este viaje largo y complejo que supone un curso escolar.
Reconocer que no sabemos nos permite aprender, retomar con naturalidad la bonita experiencia de ser aprendiz. De hecho nuestro centro responde a esa hermosa palabra y creo que es la forma en la que debemos estar en el mundo de la educación, una disposición que nunca debemos perder del todo. En julio muchos docentes tratamos de hacer algo de formación y en nuestra comunidad se presentó la oportunidad de hacer un curso de Aprendizaje-Servicio, algo que anhelaba poner en práctica hace ya tiempo, pero que en mi caso requería algo de preparación. El curso, impartido por Gabriel Deler, me permitió profundizar con seriedad en esta metodología, conocer sus peculiaridades y todos los aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de diseñar un proyecto de este tipo.
Esta metodología llegó a mí por primera vez a través de Isabel González. Ella había llevado a cabo un proyecto con su alumnado y me pareció que esa forma de aprender, dotando al proceso de enseñanza aprendizaje de utilidad social, podía resultar muy interesante y enriquecedora. Nuestra compañera es una persona muy comprometida e inmensamente generosa. Debí decirle algo sobre mi interés acerca de esa forma de enseñar y al poco tiempo me vi incluída en un grupo de docentes que iban a llevar a cabo un Proyecto de APS de Inserción Laboral.
La seriedad y envergadura del propósito y el estar ya trabajando en el proyecto Aulas Creativas me hizo pensarlo bien y, tras agradecer el que hubieran pensado en mí, decline con algo de frustración el ofrecimiento. Soy muy consciente de mis limitaciones y creo que hay que dejar trabajar a quienes están preparados y aceptar que las cosas no siempre llegan cuando una puede asumirlas. Era junio de 2017 y aún tendría que esperar dos cursos a que se dieran las circunstancias adecuadas.
Pero de manera casual todo empezó a cobrar sentido hace unos meses.
En el transcurso de un desayuno le comenté a mi compañero de madera, Ximo López, mi ilusión por llevar a cabo un proyecto de este tipo. Le expresé mi deseo de poner en marcha un reto que apostara por la inclusión y la equidad, pero traspasando los límites de nuestro centro. Si sales del CIPFP Ciudad del Aprendiz y caminas en línea recta unos pocos minutos llegas en un abrir y cerrar de ojos al Centro de Educación Especial Profesor Sebastián Burgos. Dos centros tan cerca físicamente y tan lejos en su día a día se merecían tener la oportunidad de terminar con esa distancia que nos separaba. Fue entonces cuando mi compañero me habló de “Bat House”, el proyecto de APS iniciado en el curso 2018-2019 con el alumnado de madera.
No hizo falta poner en común ni analizar demasiado, vimos enseguida que todo podía encajar y la voluntad por llevarlo a término puso en marcha todo el proceso. Tocaba reorientar la dirección, sumarse a algo ya en marcha y abrazar la posibilidad de construir algo inolvidable para el alumnado de los dos centros educativos.
El Grado Medio de FP de Instalación y Amueblamiento del CIPFP CIUTAT DE L’APRENENT, durante el curso 2018-2019, había desarrollado un proyecto de creación de casitas refugio para murciélagos con un claro objetivo medioambiental: la creación e instalación de refugios para los murciélagos como forma alternativa de lucha contra plagas, apostando por hacer nuestras ciudades más sostenibles y por recuperar una especie que prácticamente ha desaparecido en nuestra tierra. El Departamento de Madera, tras el éxito obtenido en la primera fase, pretendía repetir la experiencia y qué mejor forma de enriquecerla que convirtiéndolo en un Proyecto de Aprendizaje Servicio, Interdisciplinar e Intercentros.
Durante la segunda quincena del mes de julio trabajamos sobre un documento y fijamos las líneas a seguir. Pudimos conocer a Paula Pedregal, la directora del CEE Profesor Sebastián Burgos, quien enseguida nos abrió las puertas de su centro y la posibilidad de colaborar. Su amabilidad y predisposición hizo que lo que era un deseo comenzara a verse como una posibilidad real. El aspecto fundamental del proyecto radica en que el alumnado de los Programas de Transición a la Vida Adulta y del Programa Formativo de Cualificación Básica del CEE Sebastián Burgos reciban formación y participen en la construcción e instalación de las casitas a través del trabajo colaborativo con el alumnado de nuestro centro. Todas las actividades irán encaminadas a acercar a jóvenes que están próximos físicamente, pero separados por múltiples barreras visibles e invisibles.
La parte más importante del proyecto descansará en la actividad descrita, en mis compañeros de madera (Ximo, Vicente, Jose Ramón, Beatriz y Guillermo); ellos son los que afrontarán el reto de hacer realidad ese precioso trabajo conjunto que veremos materializado en el "Día de la Convivencia", jornada que celebra nuestro centro durante la segunda evaluación. Desde FOL trabajaremos de manera transversal todo lo que tiene que ver con nuestro módulo. En el Bloque de Seguridad y Salud plantearemos las buenas prácticas necesarias para trabajar con seguridad en el sector de la madera y, en concreto, en la tarea prevista. Programaremos actividades de aprendizaje y reflexión sobre competencia social y ciudadana, empatía, comunicación, resiliencia, trabajo colaborativo… Desde nuestra labor de orientación laboral profundizaremos en la necesidad de promover “la equidad” como único camino capaz de establecer vías de inserción para los sectores más desfavorecidos.
La complejidad de armonizar agendas, afrontar contratiempos, identificar necesidades y ajustar recursos ha conllevado algo de retraso en la andadura de este proyecto, pero no ha restado un ápice de ilusión a quienes en él vamos a participar. Este proyecto supone una oportunidad de acercamiento mutuo para el alumnado y profesorado de los dos centros y, además, mediante la construcción de un aprendizaje diferente, responde al deseo de vivir la educación desde el compromiso social, un compromiso capaz de transformar la realidad y dejar huella. El desafío ya está en marcha y nos aproximamos a él sabiendo que el sentido último de todo esto nos lo dará el alumnado.
“La palabra veta significa lazo o cinta y procede en su etimología del latín “vitta”. Cada árbol tiene su propio diseño de vetas, por ello se dice que cada cosa que se ha hecho con madera es única. Las vetas de la madera proporcionan a las cosas hechas con este material una gran belleza natural, por ser distintas y singulares”.
Un poco así es el alumnado de esta familia profesional, diverso y muy especial. Participar en un proyecto donde ellos son los actores principales promete ser un viaje cargado de autenticidad, emoción y nobleza.
Dicen que para cambiar el comportamiento de una persona hay que influir en su corazón, su mente y su entorno. Los mimbres para ello están puestos. El resto lo iremos construyendo este curso con mucha humildad y con mimo, como todo proceso artesanal que se precie, esperando que al final el aprendizaje dé paso a momentos memorables.
Si logramos que nuestro alumnado asuma el compromiso como una forma de estar en el mundo la esperanza sobre un mañana mejor no estará perdida.
“Si quieres construir un barco
no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo.
Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho”.
-A. de Saint-Exupéry